Reseña: Valle de la calma

Review de Yender’s Daniel Santana Gainza

Los hospitales jamás han sido el lugar favorito de nadie, por la noches las personas sienten un ligero temor que les cala poco a poco por las columnas sobretodo si han escuchado decir que algún fantasma de un paciente apareció en cierta ocasión pidiendo perdón. Firmando por primera vez como Ángel David Revilla, el creador de contenidos para la plataforma de vídeos Youtube, Dross, vuelve a pasearse por la pradera de las letras con el que pudiese catalogarse como el mejor de sus trabajos en su labor de escritor. Así pues llega Valle de la calma, una novela negra de suspenso y terror cuyo enfoque principal es un hospital llamado San Niño. 
 
La cuarta novela de Dross y la primera como Ángel Revilla, se presenta con el sello editorial: Ediciones Temas de Hoy, un producto que se pasea por el terror y también toca las faldas del terreno filosófico, reflexivo y abstracto. Compuesto por 296 páginas cuenta la historia de un joven Abraham Salgado, un muchacho con un pasado más que difícil, quien ingresa a trabajar en un gigantesco complejo llamado Hospital San Niño, en el que se albergan también enfermos mentales. Pronto descubre, muy a su pesar, que el lugar esconde secretos colosales y perturbadores, y se vuelve cada vez más extraño y siniestro con el paso de los días. No puede escapar de allí, haga lo que haga. El hospital San Niño es una trampa mortal… y amenaza con destruir a Abraham de un modo inenarrable, del mismo modo que lo ha hecho con incontables almas antes que él.     
Valle de la Calma un libro extenso para los estándares actuales comienza con un prólogo y una introducción que aparte de comentar la obra, toman un camino un poco distante para también dar pistas del sitio donde se desarrollará la trama, los primeros capítulos del libro son lo mejor, tienen una estructura fuerte y estable pero no llegan a ser perfectos, el autor emplea los saltos entre los puntos de vistas en demasiadas ocasiones que resultan innecesarios para el avance del argumento. 
Cabe destacar el distintivo de la pluma de Revilla es la construcción de oraciones bastante complejas con palabras de poco uso que rayan en lo irrisorio cuando van acompañadas de modismos y jerga propia de una localidad en específico. Otro sello que deja patente Revilla es la inclusión de sub-tramas que se van desprendiendo y no aportan absolutamente nada, estas escenas de relleno traen personajes que hacen pensar al lector tendrán una participación de peso llegado el momento y resulta que nada es lo que parece. 
Entonces está Abraham, el protagonista, un joven que vive quejándose de su suerte, decide marcharse del hospital tras ver dos espectros, un niño con las manos aplastadas y a una monja terrorífica. Abraham decide irse pero un factor no se lo permite: El Clima. En miras de calmar al muchacho de su arranque repentino, un doctor del Hospital le contacta y en una máscara de amistad cenan juntos, Abraham se calma un tanto, pero al empezar a escuchar voces, la aparición de una mancha en la pared que crece de forma abrupta, el desvanecimiento del doctor Murillo y el episodio psicótico mientras llamaba a su ex-novia, hacen que la decisión de regresar a Buenos Aires sea irrevocable, claro, eso si logra superar a El Clima.     
De un momento a otro, y porque la trama así lo necesita, a la ex-novia de Abraham, Susana, le diagnostican un tumor cerebral que parece ser la mancha que está y no está en la pared de la cabecera de la cama de Abraham. Porque un defecto enorme de Valle de la calma es no terminar de describir muchas cosas, como por ejemplo: tras recibir un llamado paranormal e irracional del Hospital, el protagonista sabe que debe telefonear con urgencia a Susana más no lo hace pues “algo” le deja una nota que indica debe visitar el manicomio adjunto al edificio principal del San Niño. En el manicomio, suerte de detective, el protagonista empieza a descubrir una red criminal entre el personal que labora en el terrorífico hospital, donde experimentan con todos los pacientes y especialmente con niños. No explican cuál era la finalidad de todo ese montaje que llevaban a escondidas. 
A todo eso, el foco y punto de vista va saltando de personaje a personaje secundario que no brinda crecimiento a la trama y son parte de un engaño literario que te hace idear un posible final tremendamente satisfactorio y la recompensa tras leer página a página es una tan poco grata que se pasa un mal sabor de boca. 
A pesar de los muchos puntos débiles de este libro, no puede considerarse un libro malo, es una novela que enseñará a su autor a entregar un mejor material la próxima vez, admito que no me gusta que un libro salte de cabeza en cabeza sino aportará algo sustancial a la trama, es un grave error que debe ser corregido. Sirve como lectura de fin de semana largo, para pasar el rato sin creer que tenemos un Premio Nobel en las manos. Es por esto que mi puntuación es de 3/5

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